Escribir sin permiso, pensar sin miedo
Aquí no se escribe para agradar a Google, ni para mendigar clics, ni para engordar estadísticas. Aquí se escribe porque nos da la gana, porque la imaginación no delinque y porque la dignidad no se negocia. En esta república, las palabrotas no son groserías: son poesía rebelde, son martillazos contra la censura, son la manera más honesta de decir que estamos hartos de que nos digan cómo debemos hablar, pensar o crear. El algoritmo podrá marearnos con redirecciones fantasma, podrá desindexar lo que ya indexó, podrá exigir colores “más adecuados” para los lectores. Pero nosotros respondemos con la única métrica que importa: hacer lo que nos salga de los cojones. Y que quede claro: Si el SEO quiere obediencia, aquí se le mea. Si el traductor de Google bloquea su propio rastreo, aquí se le ríe en la cara. Si la accesibilidad se mide en etiquetas que ...